Hoy es 14 de febrero y se celebra el Día Europeo de la Salud Sexual. Estudios recientes apuntan a que en España un 32 por ciento de hombres y un 46 por ciento de mujeres entre 40 y 80 años presentan alguna disfunción sexual y su prevalencia aumenta con la edad. Cada vez es más conocido entre la sociedad que la fisioterapia juega un papel muy importante en la salud sexual de las personas. De ello hablamos en esta entrevista con Elena Romera Pizarro, fisioterapeuta colegiada del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Extremadura con 18 años de experiencia, experto universitario en suelo pélvico y dedicada a este campo en ‘Hospital Parque Vía de la Plata’ de Zafra, ‘Équites fisioterapia y podología avanzada’ de Mérida, ‘Fisioterapia y Osteopatía Sara Ruiz’ de Almendralejo y ‘Centro de Fisioterapia Fran Oñivenis’ de Jerez de los Caballeros.

Elena seguramente habrá gente que se esté preguntando: ¿qué tienen que ver la fisioterapia y la salud sexual?
Aunque en un primer momento pudiera parecer que no tienen nada que ver, la fisioterapia juega un papel importante en la salud sexual en cuanto que ayuda a la mejoría de disfunciones a este nivel, tanto en el hombre como en la mujer, disfunciones que muchas veces se dan por normalizadas al tratarse de un tema tabú.

Para empezar por el principio, ¿qué es una disfunción sexual?

Las Disfunciones Sexuales son los diferentes trastornos de la respuesta sexual. Son problemas frecuentes que pueden presentarse en la vida de las personas y que provocan grandes dosis de sufrimiento y dificultades, no solo a quien las sufre sino también a sus parejas. Muchas no tienen una causa física, sino que son debidas a factores psicológicos en los que intervienen la historia de aprendizaje, la cultura, la autoestima, factores emocionales, las ideas sobre sexualidades, etc.

La disfunción sexual puede ser permanente o transitoria, primaria o secundaria, monocausal o multifactorial. En todas aquellas en las que exista un componente miofascial u orgánico susceptible de ser tratado con fisioterapia, se podrá plantear dicha opción. Es necesario para ello realizar una buena historia clínica multidisciplinar.

¿Cuál suele ser la clave en las disfunciones sexuales en los hombres y en las mujeres?

El correcto funcionamiento del suelo pélvico es imprescindible para una buena respuesta sexual tanto en hombre como en mujeres. En ese sentido somo iguales, aunque con distinta organización genital, pasamos por las mismas fases de deseo, excitación, meseta, orgasmo y resolución, con pequeñas variaciones entre géneros. Pero, por ejemplo, ambos necesitamos un aumento del aporte sanguíneo en la zona genital para conseguir la erección del pene o el clítoris, y una buena musculatura del suelo pélvico capaz de mantener dicha erección.

Aún así, las causas de una disfunción sexual pueden ser muy variadas: vasculares, hormonales, neurológicas, psicológicas, traumáticas, farmacológicas, quirúrgicas…

¿Cuáles suelen ser las enfermedades sexuales más frecuentes en hombres y en mujeres?

En la mujer es muy frecuente encontrar casos de dolor como vaginismo (imposibilidad de realizar penetración coital o de cualquier objeto por la contracción involuntaria, recurrente y persistente de los músculos del suelo pélvico) y dispareunia (dolor pélvico de tipo crónico que aparece antes durante o después, como consecuencia del coito o la penetración vaginal). Ambos términos se suelen utilizar indistintamente para referirse al dolor asociado a las relaciones sexuales. Y también llegan a consulta muchas mujeres con disminución del deseo sexual y/o anorgasmia, estos casos muy frecuentemente asociados a cambios hormonales como la menopausia.

El motivo más frecuente de consulta por patología sexual en el hombre es, sin duda, la disfunción eréctil, de etología muy variada. Y también se encuentran casos de dispareunia masculina, poco conocida, pero de gran impacto en la calidad de vida del paciente.

¿Cómo puede ayudar la fisioterapia?

No todas las disfunciones sexuales son tratables desde un punto de vista de la fisioterapia. De hecho, para que la función sexual sea normal requiere la integridad anatómica y funcional de todos los sistemas implicados en ella: muscular, neurológico, vascular, hormonal, visceral. Y por lo general no solo se precisa de tratamiento de fisioterapia, ya que suelen implicar también factores psicológicos, emocionales, culturales, educacionales y sociales complejos, por lo que resulta necesario un tratamiento multidisciplinar. De entrada siempre es necesario descartar cualquier patología orgánica subyacente (control médico).

El arsenal terapéutico del fisioterapeuta ayuda a mejorar la calidad de los tejidos, normalizar el estado de la musculatura, favorecer una buena vascularización, regularizar los sistemas nerviosos simpático y parasimpátco… consiguiendo aliviar el dolor y mejorar la respuesta sexual.

Aquellas disfunciones sexuales susceptibles de tratamiento fisioterápico son: vaginismo, dispareunia, sobre todo la de origen cicatricial o miofascial, anorgasmia, eyaculación precoz y disfunción eréctil.

También quisiera destacar el papel de la fisioterapia en patologías como las lesiones medulares o el cáncer, que suelen llevar asociadas disfunciones sexuales y a nivel clínico se les suele restar trascendencia, cuando para los pacientes llega a ser un hándicap importante. Así como el tratamiento en casos de reasignación de sexo, intervención cada vez más frecuente y que conlleva dificultades ante la respuesta sexual.

¿Cómo debe ser el tratamiento de las disfunciones?

Al tratarse de patologías con una etiología bastante compleja es imprescindible establecer un tratamiento adecuado dentro de un equipo multidisciplinar con ginecología, psicología/sexología, actividad física y nutrición funcional.

¿Crees que este tipo de enfermedad sigue siendo un tema tabú?

Creo que es un tema que poco a poco va siendo más conocido, la gente que padece este tipo de problemas cada vez está más abierta a comentarlo en sus círculos de confianza, lo que ayuda a ponerle solución y darse cuenta de que es algo mucho más frecuente de lo que pensamos. Aún así, considero que todavía hay muchas barreras que romper y tenemos que seguir dando visibilidad a estas patologías para poder llegar al mayor número de pacientes posible y ayudarles a mejorar su calidad de vida.